¿Cómo es que el amor puede ser contenido en el pensamiento?
Que del pensamiento, bajo el estandarte idealista, hay que decir que, solo existe, si existe el objeto pensado y, si no existe esta cosa pensada, el “yo” no podría existir.
En tanto, el “yo” es en cuanto conoce; cuando conoce, el “yo” se amplía. Las ideas son, pues, manifestaciones del yo, sintetizadas; nacen de las interacciones del fenómeno del saber y amplían el yo.
Descartes concluye en su idealismo que el pensamiento y Dios son lo único verdadero. Pone la lupa de la duda sobre las cosas y deduce que lo pensado, a saber, el pensamiento, es lo único de lo cual no hay duda alguna. Dicho de otra forma: no existen las cosas, en tanto en cuanto son conocidas por el sujeto, o como diría Manuel García Morente “el objeto no es objeto para el sujeto, sino en tanto en cuanto empieza por lo menos a ser conocido”.
Se nos revela entonces el pensamiento como una reacción, un producto entre la cosa y el sujeto, al nacer el pensamiento, nace el “yo”. “Pienso, luego existo”.
Hagamos ahora el intento de proyectar la siguiente analogía: si hablamos de productos: el pensamiento, hablamos también de factores: la cosa y el sujeto. Tenemos entonces, como en matemáticas de funciones, variables dependientes e independientes; siendo el pensamiento una variable, una idea dependiente de las ideas de lo pensado por el sujeto.
Y si el “yo” surge, precisamente, de lo pensado de la cosa por el sujeto, nuestra mera existencia se ve condicionada por la idea pensada.
Nos habremos dado cuenta, de que no nos cierne responder a qué es el amor (mucho se ha hablado ya del tema), sino ¿Puede el amor llegar a ser comprendido en todos sus matices?
Todo se reduce al absurdo de demostrar si el amor existe, y en mera conjetura podría decir: el amor existe como manifestación del “yo” sobre el objeto amado (la amada o el amado). De pensar al objeto amado surge la idea del amor y solo entonces la idea del amor se ve contenida en el pensamiento.
Entonces, puede ser comprendido el amor en tanto sea manifestación de la cosa amada, pero, ¿el amor puede ser entendido cuando su misma idea pasa a ser objeto?
Pienso, como sucede en los temas de los límites, que las ideas acerca del amor, no son tanto la idea misma, sino, un esfuerzo hacia ella (por plagiar las palabras de Poe). El sujeto sale de sí mismo para capturar la idea con el pensamiento (Morente), y como la idea no es objeto, sino un esfuerzo dirigido, una idea intangible, los objetos pasan a ser propios del terreno empírico y el esfuerzo hacia la idea, el terreno de lo utópico, del horizonte inexistente, del límite de “x” cuando ésta, tiende a 0.
Por eso, el problema de la incomprensibilidad del amor tiene sus bases en las manifestaciones propias del “yo” y no de la idea misma, sino, de su esfuerzo, que no es, ni siquiera, una parcialidad; la idea misma per se, sino, un intento vacuo y patético.
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